Empleados ORFIS
Residentes del Programa de la ASF
Auditores de la Auditoría de Desempeño
y Evaluación de Transparencia
Empleados ORFIS
El Órgano de Fiscalización Superior del Estado (ORFIS) siempre se ha caracterizado por un genuino interés en la profesionalización y preparación de su personal. Su trabajo en capacitaciones en materia de fiscalización, tanto a su personal como a otros agentes, incluida la ciudadanía, son signo inequívoco de que el Órgano apuesta por el conocimiento en todos los niveles. Su interés se ha expandido más allá de sus muros, ofreciendo a su personal la oportunidad de capacitarse en las más altas esferas de la fiscalización.
Equipo de auditores residentes en la ASF.
Las auditorías de desempeño son un ejercicio que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha realizado aproximadamente durante once años, mientras que en los estados son de reciente creación, por lo cual ha diseñado un programa especial de residentes para capacitarlos en esta materia. Este programa se efectúa en la Auditoría Especial de Desempeño de la ASF, donde se recibe durante diez meses a un auditor de los Entes Fiscalizables del país para que forme parte del programa y se capacite. El aprendizaje se obtiene in situ, trabajando y aprendiendo los métodos, técnicas y protocolos necesarios para la realización de las auditorías de desempeño.
En este marco, el ORFIS se ha sumado y ha emprendido las acciones necesarias para responder a las convocatorias de la ASF, enviando a personal destacado al programa de residencia, el cual ha sido aceptado al cumplir con los estándares y requisitos profesionales.
El programa los coloca dentro de un equipo de auditoría con un entrenamiento muy completo. Su aprendizaje consiste en desempeñar las funciones de auditor, desde la planeación, la ejecución y la elaboración de informes, con la guía de los especialistas de la ASF. Se practica una metodología que, al llegar al ORFIS, los auditores residentes la aplican contextualizándola a las características de nuestro estado y del Órgano.
Desde 2013 el ORFIS ha participado de manera ininterrumpida en este programa. El resultado ha sido la consolidación de la Auditoría de Desempeño y Evaluación de Transparencia. Durante el último año, el equipo de auditores residentes diseñó el Manual de Desempeño de Auditoría del ORFIS, con base en su experiencia en el programa y el conocimiento de las necesidades particulares. Asimismo, ya se realizó una auditoría en esta materia, y se han planeado y programado otras tantas para el año en curso.
Relativamente nueva, la auditoría de desempeño se complementa con las auditarías financieras. Se trata de una nueva metodología que diseña sus instrumentos de manera particular para cada tipo de ente o tema al que se auditará.
Los auditores de desempeño elaboran instrumentos muy precisos, con un profundo conocimiento de cada ente, sus objetivos y metas, puesto que las evaluaciones se diseñan con base en el cumplimiento de estos objetivos. Aunque su base metodológica es siempre la misma, cada año diseñan procedimientos de auditoría completamente diferentes.
Sin duda, el personal del ORFIS que ha participado en los programas de residencia de la ASF se encuentra preparado para asumir estos retos en materia fiscal. En esta ocasión, conversamos con este equipo, para darles a conocer sus perfiles profesiones y el relato, en primera persona, de su experiencia.
Itzel Linares Guzmán
Contadora de profesión y vocación, Itzel Linares Guzmán es uno de los servidores públicos con más experiencia dentro del ORFIS. Ingresó, desde sus orígenes, a la Auditoría al Gasto Público, donde se realizaban las auditorías financieras a los municipios y poderes estatales. Reconoce su paso por el programa de residencia, durante el 2013, como gratificante, tanto a nivel profesional como personal.
La contadora Itzel Linares fue una de las primeras integrantes en realizar su residencia, en el 2013.
«Aprendí muchas cosas, de hecho, yo no tenía idea de lo que era la Auditoría del Desempeño, totalmente diferente a lo que me había imaginado. Y me atrevo a decir que muchos desconocen aún de qué se trata esta área. Aprendí que los programas que se manejan aquí a nivel estado, también nosotros podemos hacer réplicas de las auditorías que ellos realizan, por ejemplo, en el sector educativo, el sector económico. Crecí mucho a nivel profesional; a nivel personal, ni se diga, aprendí a desenvolverme mejor».
Su dinámica de trabajo en el ORFIS la preparó para integrarse a equipos de trabajo consolidados, en donde también se respira el compañerismo. «Hice muy buenas amistades, todas muy compartidas; por ejemplo el que fue mi jefe –se llama Demian– fue de gran apoyo para mi aprendizaje durante mi estancia, en lo profesional de él aprendí mucho. Toda la gente, los directores, los jefes de departamento, aparte de hospitalarios, fueron muy profesionales».
Consciente del valor de su trabajo, espera que su área crezca y que se fortalezca aún más. También espera lo mismo para ella: «me gustaría tener otro puesto, porque hasta ahora me he desempeñado como auditora, pues me gustaría crecer. En lo profesional, estoy planeando que para el próximo año pueda yo organizar mi horario de trabajo aquí en el ORFIS para estudiar alguna maestría».
Observadora y atenta a lo que ocurre a su alrededor, su experiencia le permitió afianzar sus objetivos profesionales, pero también apreciar aún más a su ciudad y su gente: «soy de aquí de Xalapa y me gusta mucho su clima, la comida, su gente, es muy cálida. El haber estado en México me llevó a apreciar que aquí la gente es más cálida, más amable, allá como que cada quien es más individual, vive a otro ritmo. Aquí es más fácil convivir con la gente, tratarla, tener esa plática. Los xalapeños somos más cálidos, tenemos ese compañerismo, es otra manera de ser».
Yuriana Ríos Romero
Originaria de Perote, Yuriana Ríos Romero es contadora por la Universidad Veracruzana y con estudios recién concluidos de maestría. Formó parte del programa de residencias de la ASF durante el año 2013, donde no sólo estrechó lazos laborales, sino también de amistad. La dinámica y el ambiente de trabajo del ORFIS la prepararon para el espacio laboral que la esperaba en la Ciudad de México.
Para la contadora Yuriana Ríos, el ORFIS es el nicho que la ha formado profesionalmente.
«Fue una gran experiencia, además de un gran aprendizaje. Me tocó estar en un área que se llama Gobierno y Finanzas, es un área en donde hay muchísimo trabajo, se aprende mucho; yo estuve participando en dos auditorías, una de ellas fue al Instituto Federal de Defensoría Pública y en otra al Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública. Fueron auditorías muy interesantes, una experiencia completamente placentera tanto en el aprender como el tratar con las personas, es otro nivel, es muy gratificante».
De carácter afable, nos narra que inició en el ORFIS en un área completamente financiera. Aunque cambiar de área, de financiera a desempeño, resultó todo un reto, su trabajo como auditora no dejó de emocionarla.
«Yo lo siento como un complemento una de la otra, la auditoría financiera y la de desempeño; la de desempeño ve cosas que la financiera no puede ver; y la financiera ve cosas que la otra lo ve pero de manera muy superficial. Pero todo eso me atrae mucho, me entusiasma, amo mucho mi trabajo, me apasiona la auditoría».
Con más de ocho años de laborar en el Órgano, su orgullo por pertenecer a esta Institución es evidente. «El ORFIS me ha dado mucho aprendizaje, me ha dado esta oportunidad, me ha hecho crecer como persona y profesional. De hecho yo siempre lo he platicado, es una anécdota, cuando estaba estudiando la universidad yo veía el edificio y decía: “Yo quiero trabajar en esa institución, yo quiero trabajar allí”. Y bueno, lo que decreté, se hizo. Aquí estoy. Como institución le debo mucho porque me dio esta oportunidad, me ha dado mucho aprendizaje, soy un producto de esta institución».
Ahora, aunque su vocación profesional no ha disminuido y continúa decidida a crecer como auditora, reconoce que en este momento su proyecto más valioso es su hija. «Tengo una hija de dos años a la cual le dedico mucho tiempo; ése es mi proyecto personal más importante en el que estoy enfocada, me preocupo por su educación».
Marcos Eduardo Ortega Melgarejo
Contador egresado de la Universidad Veracruzana, Marcos Ortega Melgarejo es originario de Xalapa. Con casi cuatro años de servicio profesional en el ORFIS, durante el 2014 formó parte del programa de residencias de la ASF, una experiencia de crecimiento personal y profesional.
El contador Ortega encontró y consolidó nuevos intereses académicos a su paso por la ASF.
«Definitivamente la Auditoría Superior es punta de lanza en todas las entidades de fiscalización superior. Nosotros somos una entidad local que hemos ido aprendiendo, que aprendimos mucho de toda la experiencia que ellos tienen porque ellos tienen muchos más años que nosotros operando. Es muy interesante, conocimos mucha gente muy inteligente y otras alternativas que no necesariamente se hacen aquí, y pues eso es lo agradable, ¿no?, porque vienes acá, lo contextualizas y lo aplicas».
Resulta evidente que los residentes han sabido capitalizar su paso por la ASF en el ORFIS, de acuerdo con lo explicado por Marcos: «Este año fue en el que formalmente iniciamos con las auditorías, el año pasado hicimos una evaluación, este año hicimos dos auditorías, y estamos considerando, de acuerdo con lo que diga nuestro jefe, realizar cinco auditorías el próximo año. Es decir, cada vez más va creciendo y nosotros vamos aprendiendo también en el camino y con la ayuda de los residentes que están actualmente, y nosotros nos podemos seguir enriqueciendo con nuestro trabajo y nuestra operación».
Elocuente y de personalidad expresiva, relata cómo esta experiencia lo impulsó a continuarse especializando. «Algo muy padre que me sucedió en el programa es que descubrí –por así decirlo– la importancia que tiene la estadística en las auditorías, entonces algo que me nació de esa experiencia fue que ahora estoy estudiando una especialidad en Métodos Estadísticos. Eso es lo bueno del programa que te incentiva a aprender nuevas cosas, y eso es lo que más me ha gustado de mi participación».
De vocación contador, pero también docente, Marcos espera que su área crezca y poder apoyar a los nuevos auditores en esta materia: «Entonces con respecto a cómo me veo, pues me veo aquí en el ORFIS, ejerciendo esto que yo aprendí, subiendo, escalando, y tratando de apoyar a más compañeros para que se interesen en esta área y, con base en lo que yo aprendí, en lo que sigo aprendiendo, tratar de sacar las mejores auditorías del desempeño».
Roberto González Luna
Originario de Xalapa, Roberto González Luna es Contador y recién egresado de la Maestría en Auditoría. Durante el 2015 formó parte del programa de residencia de la ASF. Cuando se refiere a su paso por este programa es preciso y ufano.
Entre las motivaciones profesionales del Contador González Luna se encuentra, sin duda, su familia.
«Es una experiencia, realmente, hasta ahorita, la más importante que he vivido de manera laboral y de manera académica, podría decirse, porque son diez meses en los que se está aprendiendo cosas nuevas, o al menos yo no sabía qué era lo que se tenía que revisar, la manera en que se debía revisar. Fueron diez meses de aprendizaje, pero también de trabajo porque llegamos a los equipos auditores y nos involucran como si fuéramos un auditor más; estás aprendiendo sobre la marcha y trabajando, haciendo propiamente trabajos de auditoría, desde lo que es la planeación hasta la entrega del informe».
Entró al ORFIS en el 2012. En su experiencia profesional previa, trabajó como analista y en áreas de recursos financieros de la administración pública. Sin embargo, fue aquí donde encontró su vocación: «He aprendido mucho, la verdad es que estos cuatro años han sido de gran experiencia, de gran aprendizaje en todos los sentidos, y me di cuenta que esto, en lo que estoy ahora, en la fiscalización, es a lo que me quiero dedicar mucho tiempo, no quisiera regresarme a cuestiones administrativas en la administración pública. Esto me gusta mucho, le encontré mucho gusto a esto y espero seguir mucho tiempo acá».
Como el resto de sus compañeros, tiene un deseo genuino por el conocimiento y por su crecimiento profesional. Valora pertenecer a una institución preocupada por respaldar a su personal en ese sentido. «Aquí en el ORFIS dan una buena oportunidad a los que estamos preparados, a las personas que están preparadas, y esta capacitación yo así la vi, una oportunidad para aprender, para progresar académicamente, pero también en lo laboral la experiencia que nos da el haber estado allá, eso es algo que en el ORFIS valoran mucho los directivos, el que uno esté capacitado, ellos lo ven bien, y más si ellos nos proporcionan esa capacitación».
De carácter gentil y seguro, aunque admite que lo más difícil durante la residencia fue estar alejado de su familia, también reconoce en ella su mayor impulso a crecer como profesional, pero sobre todo como persona: «Todo lo que yo pueda hacer ahorita tanto en lo académico como en lo laboral, va a ser en beneficio de mi familia, ella sabe que yo siempre estoy totalmente abocado a ello, no tengo otro motivo por el cual dar, mas que el compromiso de mi familia».
Ivonne Christian Chicuellar Yobal
Con apenas un mes de haberse reintegrado a su equipo de trabajo en el ORFIS, Yvonne Chicuellar Yobal conversó con nosotros sobre su residencia durante el 2016 en la ASF. Originaria de Huatusco, Pedagoga por la Universidad Veracruzana, explica su aprendizaje durante el programa de residencia.
A partir de su residencia, la licenciada Chicuellar ha aplicado la metodología aprendida.
«Consiste en conocer la metodología. La metodología que yo conocí el año pasado se ha ido perfeccionando, los cánones rigurosos han ido cambiando para encontrar la perfección en la auditoría de desempeño. Consiste en conocer esta metodología para después llevarla a la práctica y posteriormente implementarla acá en el Órgano».
Su estancia no sólo se tradujo en el aprendizaje, en el fortalecimiento de su trabajo, sino también en los vínculos establecidos, tanto con los nuevos compañeros, como con su equipo de trabajo en el ORFIS: « Estamos trabajando en un estudio a planes municipales de desarrollo, como te comentaba la metodología de investigación se va acoplando. En general aprendí mucho, la verdad es que yo me siento diferente, me siento integrada al equipo, antes de irme me costaba integrarme al ritmo de trabajo de ellos, ellos ya se habían ido y faltaba yo. Me siento muy bien, el cambio fue productivo. Me siento segura y bien por lo que estoy desarrollando».
Con casi cuatro años de laborar en el ORFIS, donde inició en Oficialía de partes, explica de manera muy puntual cómo se relaciona su perfil en pedagogía con la auditoría de desempeño. «La relación que tiene es que se acopla con una auditoría de desempeño porque esta es multidisciplinaria, hay varias áreas en las que se puede inmiscuir. Mi perfil cubre el área de investigación. La auditoría de desempeño tiene una metodología rigurosa de investigación y creo que se acopla en ese sentido».
El haber tenido esta experiencia de aprendizaje profesional y personal fue resultado de su esfuerzo y de no dejar de luchar por sus anhelos. Pero, al igual que sus compañeros, reconoce que esta oportunidad es debido a los esfuerzos del ORFIS, con su política de profesionalización del personal y de perfeccionar las auditorías, a través del Auditor General, el Contador Portilla, y de la Auditora Especial de Legalidad y Desempeño, la Maestra Evelia López Maldonado.
Gentil y decidida, considera que todos los días aprende algo con su equipo de trabajo, algo en lo cual no quiere cejar. Su intención es continuar con sus estudios de Ciencias políticas y administración pública, en la Unam en modalidad a distancia. «Seguir aprendiendo, quiero seguir preparándome. Fui y compartí muchas experiencias laborales y personales con mis compañeros de la ciudad de México y me quedé con esas ganas, esa hambre de seguir aprendiendo. Me sigo preparando. Ese buen sabor de boca me dejó la ciudad, seguir estudiando, escalando».
Chris Hedges.
«La clase liberal, que buscó el contenido y fue obediente cuando debería haber contraatacado, sigue proclamando a bombo y platillo una fe infantil en el progreso humano».
Portada.
Chris Hedges (1956), reportero estrella de The New York Times, corresponsal de guerra en Bosnia, Kosovo e Iraq, y galardonado con el premio Pullitzer de periodismo, realiza en La muerte de la clase liberal una crítica severa al actual liberalismo en los Estados Unidos, doctrina que en la que se sustentan la democracia, el estado de derecho y las garantías individuales.
El libro está estructurado en seis apartados: «Resistencia», «La guerra permanente», «El desmantelamiento de la clase liberal», «Desertores liberales» y «Rebelión». En cada uno, Hedges narra a través de sus hiperbólicas imágenes, pero no menos ciertas, el desastre económico y social perpetuado por un capitalismo respaldado ideológicamente por una clase liberal que, lejos de ejercer contrapeso a estas acciones, lo mantiene y multiplica con su validación. Con un ritmo vertiginoso, el periodista nos presenta datos de importantes analistas, fragmentos de entrevistas a investigadores destacados en diversas áreas –economía, medio ambiente…-, así como los recuentos de las guerras en las que ha participado, para fundamentar su tesis de que nos encontramos ante el final de una clase política y con ello de la civilización tal como la conocemos.
La clase liberal norteamericana, convencida del progreso y de mejorar el mundo fundamentada en la ideología liberal, junto con el capitalismo estrecha cada vez más el espacio para la crítica y la disidencia, convirtiendo a la resistencia en una filosofía, más que en una ideología en acción, en el sentido original del término; contradiciendo así las ideas liberales originales. Parece que la idea de progreso enarbolada por los progresistas liberales funciona sólo en cuanto a los términos y las instituciones del liberalismo, la academia, la universidad, el Estado, los sindicatos, los medios de comunicación, los organismos internacionales de derecho; instituciones que lejos de cuestionar el status quo lo han perpetuado formando parte de él. Como señala Hedges, «La clase liberal, que buscó el contenido y fue obediente cuando debería haber contraatacado, sigue proclamando a bombo y platillo una fe infantil en el progreso humano».
El autor afirma que más allá del estado de crítica pura del liberalismo, éste se ha convertido en un instrumento más de legitimación del capitalismo. Sin las figuras de un real liberalismo, la clase política ahora tiene un vacío, cuyo espacio sólo se puede llenar desde y con la resistencia, a través de acciones comunitarias, para empezar.
En términos que mejor conoce, insiste que la mejor victoria posible ante un liberalismo que sólo deja un hueco de poder y resistencia, en el cual se alimentan las transnacionales, las armamentistas y los especuladores internacionales, sólo queda resistir con pequeñas acciones (pequeños y nimios actos de resistencia), la única victoria posible.
Los actos de rebelión nos permiten ser personas libres e independientes. Aunque sea de forma imperceptible, la rebelión va desconchando el entramado del opresor y mantiene la capacidad de mostrar solidaridad. En momentos de profunda desesperación y sufrimiento, la rebelión mantiene viva la capacidad de ser humano. Rebelión no es lo mismo que revolución. Esta pretende el establecimiento de una nueva estructura de poder, en tanto que aquella busca una revuelta perpetua y un alejamiento permanente respecto al poder. Y solo en un estado de rebelión podremos mantenernos fieles a los imperativos morales que impiden la caída en la tiranía. La empatía debe ser nuestro atributo primordial. Quienes, como el hombre del subsuelo de Dostoievski, caen en el cinismo y la desesperación, mueren espiritual y moralmente. Si hemos de extinguirnos, que sea a nuestra manera.
Para el rebelde, el credo desapasionado y objetivo de la clase liberal, que la convirtió en pura y simple fotógrafa de la realidad humana, es inútil. Es una ideología que sirve a quienes debemos desafiar. El grito ardiente de la razón, la lógica y la verdad, que aboga por una sociedad basada en la realidad, en estructuras políticas y sociales concebidas para proteger el bien común, será la bandera que alcen los abandonados y combativos vestigios de nuestra agónica civilización. Así lo hizo Cicerón en la antigua Roma. Pero se topó con el desprecio de la multitud y también de la elite del poder. Cuando su cabeza y sus manos cortadas se llevaron al podio del Coliseo y su ejecutor Marco Antonio anunció que Cicerón ya no volvería a hablar ni a escribir, las decenas de miles de espectadores rugieron de aprobación. En una época de caos, la tiranía se suele acoger con un palpable alivio. Es frecuente que no suscite protestas públicas. Esta es la razón por la que el rebelde debe también contar con convertirse en enemigo, incluso de aquellos a quienes intenta proteger.
La indiferencia hacia el sufrimiento ajeno y el culto al yo son lo que el Estado empresarial pretende insuflarnos. Ese Estado pide que el placer y también el miedo aplasten la compasión. Tendremos que continuar luchando contra los mecanismos de esa cultura dominante, aunque solo sea para conservar, mediante actos pequeños, incluso nimios, la humanidad que compartimos. Tendremos que resistirnos a la tentación de replegarnos sobre nosotros mismos y de hacer caso omiso de la injusticia que aflige a los demás, sobre todo de aquellos a quienes no conocemos. En nuestra condición de seres singulares y morales, solo perduraremos gracias a esos pequeños, a veces imperceptibles actos de desafío. Este desafío, esta capacidad para decir no, es lo que la cultura y la propaganda de masas pretenden erradicar. Mientras estemos dispuestos a desafiar a esas fuerzas, tendremos una oportunidad, si no para nosotros mismos, al menos para los que vengan detrás. Mientras desafiemos a esas fuerzas seguiremos vivos. Y, por ahora, esa es la única victoria posible.
Chris Hedges (1953)
El periodista Chris Hedges
Periodista estadounidense, Hedges es corresponsal de guerra especializado en América y Oriente Próximo. Durante dos décadas fue corresponsal en Centroamérica, Oriente Próximo, África y los Balcanes, informando desde más de cincuenta países. En 2002 formó parte del equipo de periodistas del New York Times que fue galardonado con el Premio Pulitzer por su cobertura del terrorismo global, y recibió también el Global Award for Human Rights Journalism de Amnistía Internacional. Ha impartido clases en las universidades de Columbia, Nueva York, Princeton y Toronto.
En 2011 Hedges compuso lo que el New York Times describió como una «llamada a las armas» para el primer número de The Occupied Wall Street Journal, el periódico que desde entonces da voz al movimiento de protesta, y es también autor de varios bestsellers, entre los que figuran en español La guerra es la fuerza que nos da sentido (2002), finalista del National Book Critics Circle Award; y Días de destrucción. Días de revuelta (2012), su libro más reciente, escrito en colaboración con el dibujante Joe Sacco.