Mirna Verónica Ortega García
auditora de la Dirección de Auditorías a Poderes Estatales,
dependiente de la Auditoría Especial a Cuentas Públicas.
Licenciada en Contaduría, con Especialidad en Auditoria financiera, y Maestría en Administración Pública y Gestión Municipal, Mirna Verónica Ortega García es una profesional destacada en el ámbito de las auditorías.
Ingresó al Órgano de Fiscalización Superior del Estado (ORFIS) hace aproximadamente cuatro años, pero le precede una amplia experiencia en el área de las auditorías. «Laboré trece años en la Contraloría General del Estado en diversos órganos internos, estuve en cuatro o cinco órganos, espacios educativos, la Procuraduría, la Dirección de Tránsito, la Secretaría de Seguridad Pública, siempre en órganos internos de control.» Con esta experiencia en auditorías y debido al conocimiento que tenía del Órgano, se decidió a buscar una oportunidad dentro de éste.
En el ORFIS ha aprendido con el ejemplo del Auditor General, quien «sí presiona, sí le gustan las cosas de calidad, la cuestión preventiva y el trato directo con los auditados, a manera de que las cosas se prevengan, y sean preventivas no tanto coercitivas». Además destaca el compañerismo que recibió en sus inicios, «van contigo de la mano, cuando acabas de iniciar. Cuando hay apertura, conoces, preguntas y propones.»
El trabajo en su Departamento consiste en la Fiscalización a entes del poder ejecutivo, legislativo y judicial. «Prácticamente nos asignan en promedio de ocho a nueve auditorias, habilitando despachos, lo que hacemos es apoyar a los despachos. Aquí prácticamente hacemos el proceso de planeación, desde que lo habilitan se les da todo lo que es planeación, el programa de auditorías, las instrucciones, los tiempos en que se va a llevar a cabo la auditoría, y en las reuniones donde vienen ellos para que revisemos, vayamos guiando en lo que van revisando como despacho». Actualmente ha trascendido el trabajo de auditorías de despacho al de auditorías de campo.
El trabajo de los despachos, como nos explica, es guiado por ellos. Cada despacho trae la información, dependiendo las fechas que se les asigne en el cronograma, para que sea revisado por el personal del ORFIS. «Todo lo que es procedimiento, papeles de trabajo, que vengan soportados, que vengan en la forma en que los vamos pidiendo, porque obviamente hay cuestiones de calidad que a ellos también se evalúan y que vayan cumpliendo con todos los requisitos que se piden. Una vez que se revisan los papeles, se devuelven, hacen correcciones, pedimos el pliego de observaciones con las observaciones soportadas. Nosotros requisitamos con las características que nos piden, lo analizamos nuevamente para ver si esas observaciones realmente no fueron atendidas o si realmente dan para observaciones porque a veces hay detalles que vemos con nuestros jefes, pues los despachos no pueden checar, pero en coordinación con ellos las analizamos, los hacemos venir y les preguntamos».
Una vez sacando el pliego, se notifica a los entes, quienes tienen 20 días hábiles para solventarlo, llevar su respaldo, el soporte o lo que consideren que atiende a esas observaciones. Los auditores del ORFIS lo analizan para determinar si, en esta segunda oportunidad, lo atienden y se da por solventado. En caso de no ser solventado, se turna a la fase con los Diputados para su análisis y, en su momento, dependiendo del tipo de observaciones, administrativas o de daño, pasarían a una segunda fase.
Para su consecución, los auditores proceden al archivo la documentación, conforme a las características del sistema de gestión de calidad del ORFIS: la integración de papeles de trabajo, el expediente azul que es el procedimiento de fiscalización, todo lo que es orden de auditorías, actas de inicio, de cierre, el pliego de observaciones, la solventación y la integración de papeles de trabajo conforme a un programa.
«Tenemos un programa consecutivo, hay que irlo integrando con cedulas debidamente requisitadas, con un encabezado un cuerpo un pie de la cedula, marcas, el soporte que respalde, que ellos concluyeron y la solventación. Obviamente esa integración del archivo lleva ciertos requisitos conforma a nuestro sistema de gestión de calidad y a ciertos formatos que también van en base al legajo de integración.»
Mirna señala que todo debe tener un porqué y estar debidamente conciliado. «Debe haber un expediente único de esa auditoría no puede haber dos de ellos , y aparte porque la exigencia de la ciudadanía y de las personas involucradas a las cuales auditaste, que va más allá de una tercera etapa una vez que está la resolución definitiva pues ellos pueden proponer un juicio de nulidad, implica que te requieran información derivada de papeles de trabajo, y estamos obligados a proporcionarlos».
Una vez que terminan la segunda fase, realizan dictámenes en su momentos para una posible responsabilidad ante la fiscalía.
En el Órgano ha aprendido diferentes aspectos de su labor, pero sobre todo que «un auditor tampoco debe de dar miedo, una visión que debiera de caminar. Tampoco hay que ser tan cerrado como se decía antes de un auditor y un contador, que eres cuadrado. Y más en la administración pública es más abierto, ponerse empático.»