Mtra. Paola Cordero
Cuando el naturalista alemán Hans Friedrich Gadow recorrió el estado de Veracruz, a principios del siglo XX, no dejó de mostrar su sorpresa ante el paisaje que se abría ante sus ojos, como ya antes muchos viajeros y colonizadores lo habían señalado, junto con la humedad acuciante del trópico:
Un inmenso panorama se abre ante nosotros; miramos hacia el este por encima de montañas boscosas, colinas, barrancos y praderas hasta divisar en la lejanía, perdida en una trémula bruma, la parte baja de tierra caliente: el trópico. En pocos minutos el tren desciende en zigzag por la garganta, entre campos de hierbas, pinos y encinos, con helechos y culantrillos, orquídeas y plantas de hojas perennes en abundancia, pronto los arroyuelos se convierten en cascadas y el aire, hasta entonces frío y seco, se hace cálido y húmedo.
[…] El mismo paisaje continúa hasta que, unos 19 kilómetros más abajo, en Atoyac, se llega a la base de la sierra oriental, desde donde a una altitud de 400 metros en un espacio de 80 kilometros, se extiende el cinturón de sierras bajas que se inclinan suavemente hasta el mar en Veracruz. Esa franja de tierras a unos 20 grados de latitud norte es un país del todo tropical, o tierra caliente. Se debe calificar como sabana, tierra arenosa con humedales más numerosos cerca de la costa, llanuras verdes con palmeras, mimosas, acacias, y grandes ceibas o bombácaceas aquí y allá, y con una rica vegetación cerca de arroyos y pantanos. (2011)
Si algo se asocia al estado de Veracruz es la exuberancia de su paisaje. Resultado de un clima cálido y húmedo que lo convierte en un espacio geográfico vinculado con el agua en muchos sentidos, su costa, sus ríos, su vegetación festiva, sus montañas, sus lluvias, todos confluyen bajo el adjetivo de húmedo con el que se relaciona al estado. Aunque su fisiografía se concentra entre las tierras altas y las tierras bajas, la relevancia de estas últimas es mayor en cuanto a su impacto, tanto biológico como social, económico y cultural. Como señala Moreno-Casasola (2011: 217) en «México varias culturas guardaron una estrecha relación con los humedales», desde tiempos mesoamericanos. En Veracruz, los olmecas se establecieron en las planicies costera inundables, mientras que en la actualidad estas zonas continúan siendo el espacio de la ganadería extensiva.
Los humedales
Los humedales son extensos territorios con límites poco definidos, debido a que son «espacios de transición entre la tierra y los sistemas acuáticos», donde tanto tierra como agua interactúan, con una profundidad menor.
Selva inundable, en Ciénega del Fuerte. Fotografía de Gerardo Sánchez Vigil.
El artículo 3o, inciso XXX de la Ley de Aguas Nacionales, los define como «zonas de transición entre los sistemas acuáticos y terrestres que constituyen áreas de inundación temporal o permanente, sujetas o no a la influencia de mareas, como pantanos, ciénagas y marismas, cuyos límites los constituyen el tipo de vegetación hidrófila de presencia permanente o estacional; las áreas en donde el suelo es predominantemente hídrico; y las áreas lacustres o de suelos permanentemente húmedos por la descarga natural de acuíferos».
De acuerdo con la convención Ramsar de humedales prioritarios de la Unesco, éstos son:
Ecosistemas tanto naturales como artificiales que se caracterizan por estar permanente o temporalmente inundados, ya sea por aguas dulces, estuarinas (salobres) o salinas, las cuales pueden estar estancadas o corrientes e incluyen las regiones ribereñas, costeras y marinas que no excedan los seis metros de profundidad con respecto al nivel medio de las mareas bajas.
Tan sólo en Veracruz se encuentran al menos 90 lagunas, y los cuerpos de agua alcanzan la cifra de 2,111.66 km2 y sus humedales suman 3,761 km2 (Portilla, 1998). Para que un ambiente sea considerado un humedal, de acuerdo con Cowardin, éste debe contar al menos con tres características: 1) que el suelo soporte periódicamente plantas hidrófitas, 2) que el sustrato sea suelo hídrico no drenado, y 3) que el suelo se sature o cubra con agua poco profunda durante la estación de crecimiento anual (López Portillo et al., 2010).
Dunas y humedales, en Cabo Rojo. Fotografía de Gerardo Sánchez Vigil.
Aunque con frecuencia se les considere un sólo tipo de ecosistema, no resulta así. Debido a su variabilidad hidrológica, los humedales presentan diferentes fisonomías o paisajes, con una alta biodiversidad y variabilidad en su flora y fauna.
Incluyen desde las lagunas costeras someras con sus pastos marinos, las marismas a orillas de las lagunas donde hay mucha evaporación, los oasis en los desiertos, los manglares, los petenes del sureste del país, los humedales herbáceos de agua dulce (popales, tulares, carrizales, vegetación flotante y sumergida), los palmares y selvas inundables. (Moreno-Casasola et al., 2011: 218).
Patrimonio natural de Veracruz
En nuestro estado, de acuerdo con Moreno-Cassasola, se encuentran distintos tipos de humedales: pastos marinos, marismas, manglares donde domina el mangle rojo (manglar de borde o riberino), manglares donde domina el mangle negro o blanco (manglar de cuenca), palmares, selvas inundables, popales, tulares, carrizales, vegetación flotante enraizada, vegetación flotante, vegetación sumergida, saladares, y bosques y selvas riparias.
Manglar, en Boquilla de Oro. Fotografía de Gerardo Sánchez Vigil.
Si se sobrevuela la costa del estado de Veracruz, se pueden distinguir una variedad de paisajes de norte a sur. A cada uno de ellos corresponde un arreglo y tipo de humedales que difiere, a nivel del paisaje y a veces de composición orística, con respecto a los que se encuentran en otras regiones. Esta variación a nivel regional tiene que ver con:
-La fuente del agua y como ésta llega a los humedales (ríos que se desbordan, depresiones, etc.), con la relación de la planicie costera con el Altiplano, es decir qué tanta agua baja por el subsuelo y aflora en las tierras bajas, y por tanto con el flujo subsuperficial del agua,
-La dinámica costera y el arreglo de las dunas, que da lugar a la formación de depresiones y lagunas con humedales,
-La influencia de mareas. (Infante, D. y Moreno-Casasola, P., 2010).
La mayoría de los humedales se encuentra en las tierras bajas inundables, debido a la afluencia de los sistemas hidrográficos, como los ríos Coatzacoalcos en el sur, Papaloapan en el centro, y Jamapa y Tecolutla en el norte. Más preciso, los vestigios de actividades en humedales los encontramos desde el norte hasta el sur del estado (por ejemplo, Gutiérrez Zamora y Nautla, en el norte, y Medellín y Mandinga, al sur), alcanzando el vecino estado de Tabasco.
[En] la ubicación de los humedales reportados en el Inventario Nacional Forestal del año 2000, sobresalen los grandes sistemas salobres del norte, representados por las lagunas de Tamiahua, Pueblo Viejo y el sistema de lagunar Tampamachoco-Jacome-Tumilco en Tuxpan. En la zona centro-sur y sur del estado sobresalen los humedales del sistema lagunar de Alvarado, las lagunas de Sontecomapan y Ostión, y los humedales de la cuenca baja del río Coatzacoalcos. Estos sistemas reciben grandes aportes de agua dulce producto de las altas precipitaciones de la zonas cuenca arriba. (López Portillo et al., 2010: 235).
Contrario a lo que pensaríamos, no siempre se advierte agua en los humedales, pero la vegetación da cuenta de ellos, como en los espacios donde se encuentran los carrizales o juncales, su vegetación es característica. En la mayoría, se observan láminas de agua conocidas como hidrófitas –plantas que requieren un período de anegación para vivir.
La flora es muy diversa, flora acuática y subacuática, en la que se han encontrado hasta 49 especies (Rodríguez Morales et al.,2013). De las distintas especies de mangle en el mundo, 54, Veracruz cuenta con seis de éstas, las más comunes son el mangle rojo (Rhizophora mangle), blanco (Laguncularia racemosa), negro (Avicennia germinans) y el botoncillo (Conocarpus erectus). Entre la vegetación flotante se destaca el lirio acuático sudamericano (Eichhornia crassipes). Y sin duda, entre la vegetación flotante enraizante –sus raíces están ancladas al suelo del humedal– se distingue las Nymphaea ampla y Nymphoides indica, que florecen de manera espectacular sobre sus verdes hojas, y que se asocian directamente por su belleza y semejanza con la flor de loto budista. Es importante resaltar que el estado ocupa el 4º lugar nacional en vegetación de tular-popal, el 8º sitio en vegetación de manglar y el 14º puesto en bosque de galería.
Islote de Mangle, en Laguna de Mandinga. Fotografía de Gerardo Sánchez Vigil.
Esta riqueza biológica permite que los humedales jueguen un papel relevante en el el clima mundial como reguladores de emisiones de la atmósfera, debido a su capacidad calórica, el efecto de su vegetación en el ambiente, y su alta productividad. Además, sirven como reguladores de los flujos de aguas y, en ocasiones, son fuente de abastecimiento de agua.
La fisiografía de Veracruz, donde se tocan las sierras y montañas con las tierras bajas y planicies y su extenso litoral, da lugar a una enorme riqueza de humedales. Éstos han sido base de su desarrollo cultural, social y económico. Por ejemplo, los sones y bailes ligados a la flora y fauna; cultivos y ganadería en zonas húmedas, así como el aprovechamiento de recursos pesqueros y maderables. Actualmente la extracción de hidrocarburos, la instalación de puertos y el desarrollo turístico contribuyen a la economía de las zonas costeras. Esta tierra de ciénagas y pantanos surgió y seguirá entrelazada a las aguas que recibe de las montañas y se almacena en sus planicies. Pero su desarrollo debe entender esta relación y crecer sobre ella, enriqueciéndose mutuamente. (Infante, D. y Moreno-Casasola, 2010: 137).
La variedad de humedales en nuestro estado, la diversidad de ambientes, ecosistemas y los recursos hídricos merecen ser estudiados, pero sobre todo revalorizados por los veracruzanos, para la conservación de estos recursos naturales, patrimonio de todos. Como ecosistemas, previenen la erosión de los suelos, además de mantener la biodiversidad natural de distintas especies, tienen papeles biológicos indispensables, como el control de plagas y contribuyen a la polinización de las abejas. No se puede obviar la belleza de estos paisajes, punto de confluencia para seguir maravillando a paseantes y viajeros.
Agradecemos al Instituto de Ecología, A.C. (Inecol) la gestión para la reproducción de las imágenes del libro Veracruz, tierra de Ciénagas y pántanos, de Patricia Moreno-Cassasola y Dulce Infante Mata, con fotografías de Gerardo Sánchez Vigil.
Bibliografía
Gadow, H. F. (2011). Viajes de un naturalista por el sur de México. Prólogo de Antonio Carrera. (Trad. Teresa Moreno). México: FCE.
Infante, D. y Moreno-Casasola, P. (2010). Veracruz. Tierra de ciénagas y pantanos. México: Gobierno del Estado de Veracruz, Secretaría de Educación del Estado de Veracruz, Comisión del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave para la conmemoración de la Independencia Nacional y la Revolución, 2010.
López Portillo, J. A. et al. (2010). Humedales. En Florescano, E. y Ortiz Escamilla, J. (coord.) Atlas del patrimonio histórico y cultural de Veracruz. México: Universidad Veracruzana, Gobierno del Estado de Veracruz: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Moreno-Casasola, P. et al. (2011). La biodiversidad de los humedales. (pp. 217-228). En Cruz Angón, A. (ed.) La biodiversidad en Veracruz: estudio de estado. México: Inecol, Universidad Veracruzana, Gobierno del Estado de Veracruz: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Rodríguez Morales, D. et al. (2013). Interacciones ecológicas en un humedal en restauración. Conabio, Biodiversitas.
Portilla, E. (1998). Los humedales y costas de Veracruz. En El jarocho verde. Red de Información y Acción Ambiental de Veracruz. Consultado en http://www.lavida.org.mx/sites/default/files/201308/9.06%20LOS%20HUMEDALES%20Y%20COSTAS%20DE%20VERACRUZ.pdf