Las lenguas son manantiales de símbolos, y los símbolos son manantiales de ideas,
y las ideas manantiales de creatividad. Sin lenguas no hay creatividad.
Miguel de León Portilla
Paola Cordero Román
En Veracruz existen más de doce maneras de nombrar el mundo, la tierra o la casa donde vivimos: en náhuatl «casa» se dice kali; en totonaco chiki; y nzīyā en popoluca; mientras que «tierra» es tlali en náhuatl, en totonaco se refieren indistintamente a la Tierra, al mundo terrenal y al suelo como tiyat; y en popoluca es nzē. Se dice que cada lengua es un mundo –un xe’chintalab en lengua teenek, un kakilhtamaku en totonaco, o un semanawktli en náhuatl– «y más si de la lengua materna se trata». Una lengua o idioma es la visión de un cosmos con sus formas particulares de nombrar las cosas, de abstraer y conceptualizar fenómenos, de expresar sus cosmovisiones y filosofías, maneras distintas de percibir la vida y el mundo; y , en ese sentido, en el estado veracruzano caben muchos mundos.
Considerado como uno de los más diversos del país, Veracruz no sólo sustenta su riqueza en la multiplicidad de sus geografías y su biodiversidad, sino también en su pluralidad lingüística y por lo tanto en sus culturas. Un «mosaico étnico formado por más de veinte lenguas indígenas» que ocupa el tercer lugar nacional en población indígena. Entre las lenguas de los pueblos originarios habladas en este territorio se encuentran el náhuatl, el totonaco, el teenek, el mixe, el zapoteca, el popoluca, el tepehua, el chinanteco, el zapoteco y el zoque.
Siwa’ ne tahskaluwa (mujer haciendo tortillas)
Fotografía de Gustavo Martínez Hernández
De acuerdo con el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), correspondiente al año 2000, tiene 6333 372 hablantes de lenguas indígenas, es decir, 10.47 % de su población total. Del total de hablantes indígenas, 53% corresponde a nahuablantes, 19% a totonacos, 8% a huastecos, 6% a popolucas, y el resto de las lenguas constituye el 14%
Aunque el náhuatl es la lengua originaria con más hablantes en el estado, la cultura veracruzana se encuentra enriquecida con un léxico diverso proveniente de todas las lenguas de sus pueblos originarios. Cotidianamente, encontramos y pronunciamos palabras indígenas en los topónimos -los nombres de ciudades, lugares, ríos y montañas-, pero también en palabras de la gastronomía y la biodiversidad, sin omitir las expresiones características de cada región.
Históricamente las lenguas indígenas han sido menospreciadas, sin embargo, actualmente es mayor la consciencia sobre su valor lingüístico y cultural, superando incluso a la visión folclórica y reduccionista que se tiene sobre los pueblos originarios. Cada vez son más quienes ya no ignoran que cuando hablamos del náhuatl, teenek, zapoteco, popoluca, mixe, totonaco, tepehua, chinanteco, zapoteco o zoque, nos referimos a lenguas y no a dialectos, error repetido durante mucho tiempo, pero que gradualmente se ha ido esclareciendo.
Como advierte Círigo, el lingüista estadounidense Michael Swanton, director académico de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova en Oaxaca, declaró que «durante la Colonia y hasta finales del siglo XIX las lenguas indígenas eran llamadas lenguas o idiomas pero nunca dialectos con sentido peyorativo; sin embargo desde finales del siglo XIX se empezó a utilizar el término para denominar de manera despectiva a las lenguas indígenas, en parte por las políticas educativas que buscaban frenar la presencia de estas» (s.f.:párr.21).
Los sones veracruzanos han contribuido a la preservación, documentación y promoción de las lenguas indígenas.
Lingüísticamente el término dialecto se refiere a las variantes de una lengua delimitadas por la geografía. En constante cambio siempre, toda lengua posee sus variantes lingüísticas; sin duda no es igual el español hablado en México, que el de Colombia y Chile, e incluso difieren el español de la costa veracruzana con el hablado en el centro. Por otra parte, cuando hablamos de las lenguas nacionales –o lenguas indígenas– nos referimos a sistemas lingüísticos complejos con sus propias reglas y estructuras gramaticales, es decir, a maneras particulares de asociar, clasificar y reconocer el mundo mediante sus propias formas discursivas y simbólicas (Hernández Martínez & Figueroa, 2014). Asimismo, éstas también tienen sus propios dialectos o variantes lingüísticas determinas por el espacio. En Veracruz, por ejemplo, se identifica como variantes del náhuatl, al nahua del norte, al nahua del centro y al nahua del sur; en el caso del idioma zapoteco, se distinguen las variantes de Playa Vicente y Coatzacoalcos-Minatitlán, entre otras.
Al caracterizar a las lenguas, también se indica su pertenencia a familias lingüísticas. Como en toda familia, hay una lengua madre a partir de la cual se diversifican y evolucionan el resto de lenguas de la familia. Un ejemplo de ello es el latín, considerada la lengua madre de la familia romance, a la cual pertenecen el español, el francés y el portugués, entre otras. Como en todas las familias, ciertos rasgos lingüísticos –fonológicos y gramaticales– se heredan, manteniendo similitudes entre sí.
Tan sólo en el estado de Veracruz se hablan 14 lenguas nacionales, lo anterior hace que en esta entidad se encuentren cinco familias lingüísticas (yuto-nahua, oto-mangue, maya, totonaco-tepehua y mixe-zoque) en las que se concentran las 13 lenguas originarias habladas en el estado (Bernal & Cano, 2014:8).
Así, las lenguas indígenas de Veracruz provienen de grandes familias ubicadas en Mesoamérica; como en todas las familias ancestrales ostentan una herencia, un tesoro cultural y social equiparable a cualquier familia lingüística europea. Por ejemplo, el huasteco o teenek –como se autonombran– sigue la estructura de las lenguas mayenses, las cuales son lenguas ergativas, es decir, de acuerdo con ACADEMIC «un sistema donde los verbos añaden sufijos y prefijos a una raíz para indicar personas gramaticales (1ª., 2ª., 3ª.), número (singular o plural), tiempos (acción perfecta o imperfecta) u otras características (participio gerundio)» (s.f.: párr. 3).
Esto lo podemos observar en la oración naná’ u k’apal i kwatsám (yo como tamales, en español) donde el prefijo naná’ indica la primera persona (yo) y otros infijos o elementos (i , u, al) se adhieren a la raíz del verbo k’apul para determinar el tiempo verbal (presente) y el carácter transitivo del verbo puesto que tiene un objeto directo (kwatsám o tamales), también identificables en la oración jajáchik in k’apal i bokól (ellas o ellos comen bocol); esta formación gramatical es más evidente en la oración sin objeto directo, yo como, que en teenek sólo sería naná’ in k’apul.
Fuente de información: Los pueblos indígenas de Veracruz: Atlas etnográfico
Regiones indígenas
En el estado son cuatro las áreas geográficas en las que se concentra la población indígena: la Huasteca, el Totonacapan, el Centro o Zongolica y el Sur de Veracruz. En la Huasteca encontramos el náhuatl, teenek, otomí y tepehua; en el Totonacapan, el totonaco o tutunakú; en el Centro-Zongolica, náhuatl; y en el Sur, náhuatl, popoluca, zapoteco, zoque, chinanteco, mazateco y mixe. Aunque la población indígena del Sur representa sólo 9% del total de esa población, en él se encuentra la mayor diversidad cultural y étnica del estado: chinantecos, cholos, chontales, mixtecos, zapotecos, nahuas, totonacos, huastecos y otros. Una región que históricamente ha sido habitada por pueblos de lengua náhuatl y popoluca.
Náhuatl
El náhuatl era, a la llegada de los españoles, la lengua del Imperio Azteca, dominante desde Hidalgo hasta Mesoamérica. No es de extrañar que sea, entonces, el único idioma presente en todas las regiones; como se mencionó, se identifican las variantes de nahua del norte o nahua de la Huasteca; el nahua de las Grandes Montañas, cuyo centro es Zongolica, donde existe el mayor número de nahuablantes del estado; y el nahua del Sur. De acuerdo con el Catálogo de lenguas indígenas y sus variantes lingüísticas del estado de Veracruz, de la Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas (AVELI):
El náhuatl pertenece a la familia yuto-nahua, (la palabra «ute» viene de «yūt(ā)», nombre de la nación Ute. El término «náhuatl», se define como; «el que habla bien», «el que habla bonito», «el que habla claro», «el que manda» o «el que ordena». El náhuatl como lengua o idioma, también es conocido como nahua, náhuatl o mexicano; muchos hablantes de esta lengua son bilingües y algunos monolingües (2010:23).
Zapoteco
Con el crecimiento industrial del Sur, llegó un número importante de zapotecos del Istmo oaxaqueño. Con ellos nace un llamado «indio urbano», quien adaptando sus estructuras sociales al medio urbano ha sabido mantener su lengua, estructura y antiguas tradiciones. La AVELI (2010:87) explica que:
La lengua zapoteca pertenece a la familia lingüística otomangue y es una de las más diversificadas a tal grado de hablarse de varias lenguas y no de una sola. Desde el punto de vista de la inteligibilidad interdialectal, para el Instituto Lingüístico del Verano, la familia de lenguas zapotecas cuenta con cincuenta y siete lenguas distintas (Operstein, 2004), mientras que para el INALI esta familia cuenta con sesenta y dos variantes lingüísticas o lenguas (INALI, 2009).
El totonco o tutunakú pertenece a la familia totonaco-tepechua.
En la actualidad la comunidad totonaca es una de las más activas culturalmente.
Fotografía de Yaomautzin Ohtokani Olvera Lara.
Totonaco
La mayoría de los hablantes del totonaco se concentran en la sierra de Papantla. En sus orígenes, hace más de doce siglos, los especialistas los sitúan entre Tuxpan y Papantla, entonces en convivencia con los huastecos. «De acuerdo con el diccionario de la lengua náhuatl o mexica, el término totonaca es el plural de totonacatl y se refiere a los habitantes de la provincia de Totonacapan» (AVELI, 2010:51).
Huastecos
Considerados tan antiguos como los olmecas, los huastecos veracruzanos corresponden 34.35% del total de huastecos del país, mientras que 58.25% se encuentran en el estado de San Luis Potosí y el resto en Tamaulipas.
Desde hace más de 200 años se sabe que la lengua teenek tiene fundamentalmente dos formas distintivas de comunicarse, el teenek veracruzano y el teenek potosino. Sin embargo, estudios más recientes dan cuenta que en el territorio veracruzano existen en la región de Tantoyuca y en la Sierra de Otontepec, sin que se haya precisado si es la misma lengua o corresponden a variantes distintas (AVELI, 2010:163).
Tepehuas
Se dice que los tepehuas comparten valores culturales con los nahuas, otomíes y totonacos de la región. «El tepehua pertenece a la familia lingüística totonaca-tepehua que se habla al norte del estado de Veracruz, en la región de la Huasteca Veracruzana, entre los municipios de Ixhuatlan de Madero, Tlachichilco y Zontecomatlán de López y Fuentes» (AVELI, 2010:63).
Loteria en Tepehua (lingüísticamente emparentado con el totonaco) y en Chinanteco (perteneciente al tronco lingüístico otomangue) respectivamente. Juegos didácticos disponibles para descargar en la Biblioteca Virtual de Lenguas Indígenas Juan Simbrón, AVELI.
Chinanteco
El nombre chinanteco designa a un conjunto de lenguas emparentadas entre sí. «Los chinantecos se autodenominan tsa ju jmí’, que significa “gente de palabra antigua”. Los chinantecos se localizan principalmente en la zona sur del estado de Veracruz, comprende tres regiones naturales: las llanuras de Sotavento, Uxpanapa, y una fracción de Los Tuxtlas» (AVELI, 2010:106). Su historia en el estado es reciente, es una historia de migración, primero desde su territorio en Oaxaca, a causa de la construcción de la presa Miguel Alemán, y posteriormente debido a la presa Miguel de la Madrid.
Otomí
De acuerdo con la AVELI: «El idioma otomí o hñähñü pertenece a la familia lingüística otomangue y el término otomí es la forma moderna que deriva del término náhuatl totomitl, que aparece en Totomihuacan y Totomihuatzin, palabras inscritas debajo de dos glifos del Códice Xolotl, que representan “aves flechadas”» (2010:73).
Mazateco
El nombre de los mazatecos proviene del náhuatl: « que significa mazatl, “venado”, mientras que ellos mismos se autodenominan en su idioma Ha shuta enima o “gente humilde”, “gente trabajadora”» (AVELI, 2010:96). Su historia ha sido una historia de migraciones, pues llegaron al estado de Veracruz provenientes de Oaxaca por la construcción de la presa Miguel Alemán, entre 1953-1957.
Chinanteco
El nombre chinanteco designa a un conjunto de lenguas emparentadas entre sí. «Los chinantecos se autodenominan tsa ju jmí’, que significa “gente de palabra antigua”. Los chinantecos se localizan principalmente en la zona sur del estado de Veracruz, comprende tres regiones naturales: las llanuras de Sotavento, Uxpanapa, y una fracción de Los Tuxtlas» (AVELI, 2010:106). Su historia en el estado es reciente, es una historia de migración, primero desde su territorio en Oaxaca, a causa de la construcción de la presa Miguel Alemán, y posteriormente debido a la presa Miguel de la Madrid.
Popoluca
De acuerdo con los estudios del antropólogo Felix Báez-Jorge, el tronco étnico de los actuales zoque-popolucas debió llegar aproximadamente hace catorce siglos.
El estado de Veracruz alberga cuatro lenguas popolucas. De acuerdo a diversos estudios realizados sobre estas lenguas, se ha propuesto que ellas pertenecen a la familia lingüística mixezoqueana (Kaufman, 1963 y Wichman, 1995): Popoluca de la Sierra, de Texistepec, de Oluta y de Sayula (AVELI, 2010:130).
Actualmente se percibe «un resurgimiento de las identidades indígenas».
Mixe
La lengua ayuujk o mixe pertenece a la familia lingüística mixe-zoque, en las que también se agrupan las lenguas zoque y el popoluca, las cuales se hablan en Veracruz, Oaxaca y Chiapas.
Los mixes en su idioma propio se autodenominan ayuujk jää’y, la lengua que hablan es el ayuujk, ayuuk o ayöök, se va modificando esta denominación de acuerdo a cada variante de la lengua. La palabra se compone de los siguientes morfemas: A = es idioma, boca; yuujk = es selva, bosque, montaña; y jää’y = gente, humano (Reyes G., Laureano, 1995). Por lo que ayuujk jää’y significa «gente del idioma de la montaña», metafóricamente, «gente del idioma florido» (AVELI, 2010:151).
Mixteco
Con la Reforma Agraria, y en busca de mejores condiciones de vida, los mixtecos llegaron a principios del siglo XX provenientes de Oaxaca. «Los mixtecos se llaman en su lengua Ñuu Savi, que significa «pueblo de lluvia»; el nombre de mixteco deviene de la lengua náhuatl, Mixtlán (lugar de nubes)» (AVELI, 2010:122).
Zoque
La presencia de los zoques en esta zona es reciente, llegaron al valle de Uxpanapa después de la erupción en 1982 del volcán Chichonal en Chiapas. Aunque han conservado gran parte de su cultura, no sucede lo mismo con su idioma: «de acuerdo a la información recabada en trabajo de campo, las generaciones jóvenes han dejado de utilizarlo como medio de comunicación cotidiana» (AVELI, 2010:145).
Perspectivas de las lenguas originarias
De manera errónea se cree que el español es la lengua oficial de nuestro país, pero de acuerdo con la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, tanto el español como las lenguas indígenas son consideradas lenguas nacionales debido a su carácter histórico y tienen la misma validez. La Constitución mexicana no considera el español como lengua oficial (Círigo, s.f.: párr. 5).
Aunado a estrategias que buscaban modernizar al estado mexicano, la planificación educativa del país siempre ha ponderado el idioma español o castellano como la lengua de instrucción. Aún en la actualidad, a pesar de tímidas políticas educativas que han volteado a mirar a las demás lenguas nacionales para incluirlas en un sistema de educación bilingüe, el español continúa siendo el centro de estudio y de la generación de conocimiento.
En este devenir, debido a ideologías que anteriormente desdeñaron a las lenguas nacionales identificándolas erróneamente como atrasadas y primitivas, además de los desplazamientos migratorios a las ciudades, así como a las actitudes aún discriminatorias y excluyentes de nuestra sociedad mexicana –a pesar de los nuevos aires de vindicación ante lo indígena–, la mayoría de la población indígena prefiere comunicarse en español para ser aceptada y sentirse integrada. Muchos padres prefieren no enseñar su lengua materna a sus hijos, en el entendido de no interferir con su aprendizaje del español, librarlos de la discriminación, y para que accedan a mejores oportunidades educativas y laborales. El costo por supuesto ha sido excesivo, muchas lenguas indígenas del estado se encuentran en peligro de extinción, y ello se manifiesta en un empobrecimiento cultural, un andar a tientas hacia un porvenir, pues es bien sabido que cuando muere una lengua muere un mundo:
Inhuac tlahtolli ye miqui,/ cemihcac motzacuah/ nohuian altepepan/ in tlanexillotl, in quixohuayan./ In ye tlamahuizolo/ occetica/ in mochi mani ihuan yoli in tlalticpac. Cuando muere una lengua/ entonces se cierra/ a todos los pueblos del mundo/ una ventana, una puerta,/ un asomarse/ de modo distinto/ a cuanto es ser y vida en la tierra (Leon-Portilla, 2010).
A pesar de las condiciones señaladas, afortunadamente en los últimos años se ha percibido «un resurgimiento de las identidades indígenas.» González Martínez (2009) describe cómo individuos que sin nacer ni criarse directamente en grupos domésticos indígenas se asumen como tales aún sin conocer las lenguas ni pertenecer a la tradición histórica de estos pueblos. Un fenómeno que, en los últimos años, se ha revitalizado en el estado. Probablemente debido a los esfuerzos tanto de sociedades civiles conformadas por integrantes de los pueblos originarios, así como de instituciones gubernamentales que trabajan en la promoción y preservación de estos idiomas.
La Constitución Política de os Estados Unidos Mexianos ha sido traducida a diversas lenguas originarias.
También se puede descargar en la página virtual de la AVELI
De hecho, las lenguas indígenas del estado de Veracruz forman parte fundamental del patrimonio cultural de la humanidad: «En México son respaldadas por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas (2003), y por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es en el Artículo 2, donde se reconoce su composición pluricultural» (Bernal & Cano, 2014:8).
Mientras que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) es el organismo internacional promotor de la diversidad lingüística y cultural. En nuestro país, contamos con el Instituto Nacional de Lenguas indígenas (INALI), organismo gubernamental que promueve el uso y la conservación de las lenguas indígenas mexicanas.
En el estado, la Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas (AVELI) es la responsable de promover el «desarrollo, estudio, preservación, fortalecimiento y difusión de las lenguas indígenas existentes en el estado». La labor de la AVELI ha sido fructífera, a pesar de las limitaciones, contando con una producción vasta de manuales, catálogos, libros y juegos para el conocimiento, investigación y aprendizaje de las lenguas originarias del estado. Su trabajo, mayúsculo en varios sentidos, se ha nutrido de las investigaciones de especialistas en cada una de las lenguas indígenas, así como de la ciudadanía interesada en la preservación de nuestro patrimonio lingüístico; muchos de ellos –especialistas y ciudadanos– pertenecientes a un pueblo originario, pero otro tanto cuya lengua materna es el español o alguna otra extranjera.
Sin duda, no importa la metáfora para acercarnos y valorar a las lenguas indígenas de nuestro estado –o de cualquier otro–, «mosaico lingüístico», «manantial de ideas», «collar de flores», «patrimonio cultural», «canto de polifonías», «paisaje sonoro de cuatrocientas voces», la permanencia de este tesoro de lenguas no sólo dependerá de las políticas educativas, sino de la aceptación de nuestro pasado indígena, pero sobre todo de nuestro plural presente, multicultural, plurilingüístico, un presente de muchos mundos.
Referencias
Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas. (2010). Catálogo de las lenguas indígenas y sus variantes lingüísticas del estado de Veracruz. Xalapa: AVELI.
AVELI. Biblioteca virtual de lenguas indígenas Juan Simbrón. En AVELI. Recuperada de http://www.aveli.gob.mx
Bernal, D. y Cano, F. (2014). Hacia una formación plurilingüe y cultural en los espacios de la Universidad Veracruzana Intercultural. En El jarocho cuántico (7 de septiembre de 2014), p.8.
Círigo, A. (s.f.). Lingüicidio: SOS por las lenguas indígenas. En Contenido. Recuperado de https://contenido.com.mx/2018/10/linguicidio-sos-por-las-lenguas-indigenas/
Figueroa, M. (2014). Las lenguas de Veracruz: un tesoro de voces. Vereda: andar en la cultura, 1(1), 25-30.
García Valencia, E. ( 2009). Población, lengua y región. En E. García Valencia e I. Romero (coord.), Los pueblos indígenas de Veracruz: Atlas etnográfico (pp.77-105). México: INAH-Gobierno del Estado de Veracruz.
González Martínez, J. (2009). Organización territorial indígena. En E. García Valencia e I. Romero (coord.), Los pueblos indígenas de Veracruz: Atlas etnográfico (pp.27-105). México: INAH-Gobierno del Estado de Veracruz.
Hernández Martínez, J. y Figueroa, M. (2014). Lenguas indígenas nacionales y conocimiento plural. En El jarocho cuántico (7 de septiembre de 2014), p.5.
León-Portilla, M. (2010). Cuando muere una lengua. En Revista de la Universidad de México (diciembre 2010). Recuperado de http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/8210/leon/82leon.html
Wikipedia. (s.f.). Idioma huasteco. En ACADEMIC. Recuperado de https://esacademic.com/dic.nsf/eswiki/595213