Tlaqná,
Claudia Domínguez
Desde que el viajero viene a la capital del estado de Veracruz a la altura de Acajete, Las Vigas y La Joya, en un día soleado puede visualizar entre las montañas y la generosa vegetación, otra gema, una caja brillante hecha de piedra, concreto, acero y cristal, es fuerte, de líneas rectas, vanguardista y evocativa del pasado, compleja pero delicada por lo que adentro ofrece: Tlaqná Centro Cultural, la orgullosa sede oficial de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX).
Foto: Cortesía de:
© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
El vocablo totonaco tlaqná significa «el que interpreta» y desde el 23 de agosto de 2013 esta palabra se ha vuelto familiar entre los amantes de la música, fecha en que abrió sus puertas la Sala Principal de este recinto con un concierto de la OSX, aún con algunos acabados pendientes en su construcción, pero con un público maravillado por la perfección del sonido y por la innegable belleza de la arquitectura, en un diseño concebido por Enrique Murillo, un notable arquitecto veracruzano multipremiado y cuya obra en general destaca por su diversidad expresiva, en una modernidad que superpone el uso del acero y del vidrio con las formas y los materiales originarios de la región. Todo ello sin descartar la funcionalidad y la belleza, incluyendo casi siempre encuentros con patios interiores, enormes ventanas que dejan apreciar el paisaje o el sutil manejo de luces, sombras y color para detallar los espacios o amplificarlos.
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Para el habitante general de la ciudad o para el visitante, todo el espacio verde que se observa junto a la Zona Universitaria y que culmina con la biblioteca es coloquialmente la USBI (Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información). No obstante su relevancia y su importante función, la USBI es una de las distintas instalaciones que conforman el Campus para la Cultura, las Artes y el Deporte (CAD), conformado en total por 33 hectáreas y que incluyen el Orquideario, la Inbioteca, el Invernadero, las instalaciones de los programa académicos de Ecodiálogo y Cosustenta, además de alojar a distintas canchas deportivas y a Tlaqná Centro Cultural. Rodeado por hermosos espacios vegetales, lagos y senderos peatonales que son una delicia para la vista y una importante área verde para una zona que es muy interesante por la suma de energías que en ella convergen: el espíritu de los jóvenes estudiantes, de los niños que asisten a las escuelas de deportes que las canchas propician, la naturaleza en sí y la magia del arte en el centro cultural en donde cada viernes hay conciertos de música clásica, además de otros programas de la cartelera que incluyen a otros grupos artísticos de la Universidad Veracruzana; todo ello en un espacio con vigilancia las 24 horas del día, los 365 días del año, muy seguro para el paseo, el deporte, el estudio y la convivencia.
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Siguiendo estos senderos peatonales podemos arribar a Tlaqná, una edificación de formas amplias y limpias que evoca la misma orientación que la Pirámide del Sol desde cuya plazoleta puede apreciarse el Cofre de Perote, el Pico de Orizaba y el espacio natural circundante de nuestro bosque mesófilo de montaña. En la plazoleta hay un foro abierto con capacidad para 200 o 250 personas, el escenario es tan agradable que incluso en los últimos años se está volviendo en el espacio ideal en el que los grupos de estudiantes hacen su foto de generación de egresados.
Por la entrada principal hacia el recinto lo primero que se observa es un amplio vestíbulo cuyos ventanales además de permitir el paso de la luz, dejan seguir apreciando el escenario de la naturaleza; luego está el mezzanine en donde es frecuente la organización de exposiciones o es el espacio de socialización para congresos, foros y otros eventos académicos; también antes de ingresar a la Sala Principal se dispone de instalaciones para oficinas, taquilla, tienda, un salón didáctico y otro salón social que aún se encuentra en proceso… y por fin ingresamos a la Sala Principal.
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Diana Campos Domínguez, coordinadora administrativa de Tlaqná Centro Cultural, apoya nuestro recorrido y nos explica las diferencias entre un teatro y una sala de conciertos: para comenzar la sala de conciertos no cuenta con una tramoya, un telón, un proscenio, un foso y dispone de una iluminación distinta; en cambio, una sala de conciertos como la de Tlaqná tiene una disposición que permite otra clase de apreciación visual y sonora, la cual se refleja en primera instancia por la existencia de los balcones circundantes que permiten tener otra perspectiva para observar la ejecución musical, incluso los estudiantes de música prefieren esos balcones para estudiar técnicas de ejecución y otros elementos.
Somos la mejor sala de conciertos, nos hemos enfocado en tener una acústica de primera, entre los elementos que contamos para garantizarlo es el canopy que es lo que al principio salta a la vista: una estructura de acero con todos sus nodos a la vista y un lucernario, una luz cenital que son de los elementos que caracterizan el estilo del arquitecto Enrique Murillo en todas sus creaciones, además de trabajar con estructuras de acero expuestos.
Como señala Diana Campos el canopy es el primer elemento acústico que impresiona a la vista, es un difusor acústico móvil que pende sobre el escenario porque precisamente su objetivo es evitar que el sonido se desplace hacia el resto de la bóveda. Su función es la de ser una especie de bocina que permita que el sonido se desplace hacia la zona del público, está conformado por cuatro piezas (cada una pesa alrededor de dos toneladas y media) de las cuales también pende parte de la iluminación escénica, que se complementan con otras filas que refuerzan la iluminación lateral.
Las piezas móviles del canopy son de cristal templado y posee un sistema de seguridad en donde los tensores reducen la línea, impidiendo el movimiento pendular y el choque entre las estructuras. Por lo demás, como asegura Diana Campos, en general el edificio tiene la cualidad de ser cinco edificios juntos, unidos por unas juntas constructivas que los contienen, por lo que ante algún evento sísmico el daño sería mínimo, evitando por completo el daño estructural.
Las cuatro estructuras del canopy pueden descender hasta el escenario para su limpieza y mantenimiento, cada una de las placas tiene cuatro motores y además de bajar se pueden manipular de forma horizontal y dar inclinación a cada una para la configuración acústica que sea necesaria.
Foto: Cortesía de:
© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Otro elemento adaptable y configurable por computadora (al igual que el canopy) son los bánners acústicos: cajas de las que emergen unas cortinas de tela similar a las de las butacas, son cortinas acústicas que descienden a diferentes alturas y su función es absorber el eco y la reverberación.
También existen elementos fijos y semifijos: la gradería del escenario proporciona distintas alturas a los músicos para que el sonido que emana de sus instrumentos no choque entre sí, por ello se dispone de un sistema de practicables que permiten adaptarlos según se requiera. A su vez, todo el escenario es una bodega en donde se pueden guardar esos practicables y dejar el escenario tan plano como el de un teatro.
Aunque Diana Campos aclara:
En vez de bodega le llamamos cámara plena porque desde el otro lado, por el estacionamiento, hay una unidad manejadora de aire en donde se genera el aire acondicionado, el cual se inyecta por toda la tubería que se aloja en el estacionamiento, las cuales meten el aire a la cámara y sale a través de las múltiples rejillas que están en el piso, debajo de las butacas. Lo que se deseaba era evitar el ruido y la vibración de los sistemas de aire acondicionado más conocidos. Por eso en lugar de ser sólo una bodega es una cámara plena que debemos mantener muy limpia porque por ahí sale todo el aire que respiramos.
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Otro elemento acústico viene del diseño de las butacas, espacialmente diseñadas para Tlaqná, la tela es de un tejido circular, especialmente elegida para que no hiciera perder el brillo del sonido, mientras que la madera se eligió en una gama sencilla de color y con unas líneas de diseño que armonizaran con toda la sala con capacidad de alojamiento de 1205 personas y con espacios para asistentes con sillas de ruedas y aparatos especiales.
Uno de los elementos más bellos de la Sala Principal es el mural escultórico de Hiroyuki Okumura, compuesto por más de dos mil piezas de mármol y cemento blanco que rodea toda la sala y abraza a los espectadores. Este muro de 1,000 m2 se titula Ciudad de Niebla, en alusión al clima de bosque mesófilo de montaña que caracteriza a Xalapa. La coordinadora administrativa nos adelanta que este mural tiene pendiente un sistema de iluminación indirecta, dado que el mural tiene ocho niveles de profundidad cuya sensación de dinamismo podrá apreciarse mejor con esa iluminación, por ahora con sólo la luz solar pueden apreciarse parcialmente esas pequeñas sombras que dan la sensación de movimiento. Además de ser una pieza de arte, también es un elemento funcional que cumplió con ciertas especificaciones técnicas que solicitó el acustólogo de esta sala.
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Diana Campos, también señala que por último y el más importante elemento acústico es el público: «La acústica va a apreciarse mejor, mientras más gente se encuentre en sus butacas, está especialmente configurada para eso». Y rememoró lo fascinante que fueron para todo el equipo de Tlaqná los días en que los expertos en acústica, encabezados por por Larry Kirkegaard, uno de los acústologos más reconocidos a nivel mundial, acudieron a hacer múltiples pruebas de sonido con músicos de la OSX durante el día, mientras que durante la noche el mismo equipo de la Sala colaboraba con la sonidos con globos y otra clase de elementos hasta dar con el ajuste necesario para cada situación o escenario que pudiera presentarse músicos y así dejar instrucciones muy precisar para el canopy y las cortinas acústicas para el ingeniero en cabina.
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Generalmente la Sala Principal se lleva el centro de la atención en Tlaqná Centro Cultural, pero también existe una Sala Anexa que es una belleza ovalada de madera, a la cual se ingresa por el cilindro de piedra del edificio. Ésta tiene una capacidad de 407 personas, con la posibilidad de aumentarse a 447 por dos filas de butacas que se pueden añadir en caso necesario.
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Al ser un espacio más reducido que la Sala Principal, la masa de aire que contiene es menor y por tanto es un proyecto electroacústico y audiovisual más versátil, posee una pantalla abatible de aproximadamente 6 x 8 m y es la sede oficial del Consejo Universitario General. Además de alojar a otros eventos universitarios, como congresos y foros y otros encuentros académicos, sin excluir la actividad artística al ser un sitio muy adecuado para la presentación de grupos de cámara u obras teatrales.
De forma física, Tlaqná Centro Cultural se define como una caja rígida, configurada por una trama de trabes y contratrabes de concreto armado; pero Tlaqná Centro Cultural también representa un enorme esfuerzo humano e institucional, y lo que es mejor: es un recinto para el disfrute de todos los veracruzanos. Y si bien es la casa de la OSX, también lo es de otros muchos grupos artísticos de la UV, con las puertas abiertas para otras instituciones y particulares interesados en el uso de sus magníficas instalaciones, lo que se busca es que sea un recinto con una cartelera constante; es cierto que algunos de sus espacios siguen en construcción porque sus metas son muy grandes, además de todo el equipamiento del que hemos hablado también cuenta con oficinas de la OSX, espacios para estudio y ensayo de los músicos, camerinos, estacionamiento propio y mucho más. Justo este año, el 23 de agosto de 2019, se celebran los 90 años de esta agrupación musical y casualmente cae en viernes, el día de sus tradicionales conciertos, por lo que Taqná se vestirá de gala y es un excelente pretexto para visitarla
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© Tlaqná Centro Cultural / Fundación UV.
Agradecemos todas las facilidades de la Fundación UV, A. C., a través de Mauricio García, director de Desarrollo Institucional y de Diana A. Campos Domínguez, coordinadora administrativa de Tlaqná Centro Cultural, su apoyo y gentileza fue invaluable para la realización de este texto.