Como consecuencia, no ha existido suficiente interés político ni valoración de una visión o narrativa de largo alcance para orientar la acción gubernamental y convocar a los ciudadanos y no se han destinado los recursos necesarios a estos objetivos.
Adicionalmente, los estudios latinoamericanos, amén de esporádicos, suelen presentar insuficiencias: i) tienen, por lo general, un carácter más proyectivo que prospectivo; ii) son intermitentes y discontinuos, y iii) no existe un espacio institucional encargado de integrar y dar coherencia entre sí a los distintos trabajos prospectivos sectoriales o regionales.
En los países desarrollados existe una capacidad prospectiva global y abundancia de estudios que en América La na, por lo general, se desconoce y se podría aprovechar mejor. Desde hace años, las grandes potencias analizan sistemáticamente las tendencias mundiales y nuevos países se han ido sumando a esta tarea. La mayor capacidad se halla en Estados Unidos de América, tanto en el gobierno como en universidades, empresas y centros de investigación privados. Un estudio reciente es «Global Trends 2030: Alternative Worlds», confeccionado a partir de extensas consultas con expertos de todo el mundo (Consejo Nacional de Inteligencia, 2012). Para su elaboración se encomiendan trabajos a muchas instituciones y expertos, y se realizan consultas extensivas. En particular, cabe mencionar «Envisioning 2030: US Strategy for a Post-Western World» (Manning, 2012). En la Unión Europea (UE) se aprecia un desarrollo similar. El más reciente informe de este tipo es «Global Trends 2030: Citizens in an Interconnected and Polycentric World» (European Union Institute for Security Studies, 2012), y se prepara otro en 2014. También se han puesto a la vanguardia algunos países pequeños de alto nivel de desarrollo, como Finlandia y Singapur. Asimismo, han dado pasos en esta dirección otros países emergentes como Brasil, China, la Federación de Rusia y la República de Corea. Los principales institutos prospectivos están comenzando a coordinarse para intercambiar opiniones sobre tendencias, acontecimientos inesperados, metodologías y escenarios.
Los ejercicios de prospectiva parten de la selección de las tendencias que parecen dominantes. Luego se identifican acontecimientos o fenómenos aleatorios de alto impacto que, según acontecieran, podrían generar diferentes situaciones (escenarios). La búsqueda y agrupación de diversos escenarios permite seleccionar entre distintos mundos posibles, que posteriormente se examinan en detalle para deducir sus implicaciones (Consejo Nacional de Inteligencia, 2012) y concebir nuevas políticas.
Los análisis prospectivos son eminentemente cualitativos y se basan en múltiples consultas a expertos, en campos diversos, provenientes de todas las regiones del planeta.
En el lenguaje de los expertos, los acontecimientos de difícil predicción y enorme impacto se describen con los términos «cisnes negros» o «imponderables» (wild cards). Hay quienes sostienen que no es posible discernirlos porque el razonamiento humano tiende a desechar la alta incertidumbre y los acontecimientos extremos (Taleb, 2007). Otros, en cambio, argumentan que es posible al menos reducir el nivel de incertidumbre (Techcast, 2013).
También se han generado modelos matemáticos que pueden procesar enormes cantidades de datos a fin de distinguir escenarios. El modelo conocido como «International Futures», creado por Barry Hughes, de la Universidad de Denver, es uno de los más utilizados. Es un modelo de simulación de sistemas globales que incorpora variables demográficas, económicas, tecnológicas, políticas, regionales, entre otras, y permite visualizar escenarios, informar expertos y entrenar personal.
Seis tendencias mundiales
En el Diálogo Interamericano se ha logrado reunir un registro de más de 700 estudios mundiales y sectoriales con perspectiva a largo plazo (al menos diez años) publicados recientemente. El análisis de las principales tendencias a largo plazo permite definir las seis tendencias mundiales que pueden considerarse relevantes para el futuro de América Latina (para conocer el desarrollo de cada una de estas tendencias, ver Sergio Bitar, Tendencias mundiales y el futuro de América Latina, CEPAL, 2014, h p://www.cepal.org/publicaciones/ LasTendenciasMundialesyFuturo.pdf):
- Tecnologías disruptivas, aquellas en gestación y cuya difusión transformaría sustancialmente la producción, el empleo, el bienestar, la gobernabilidad y las relaciones humanas.
- Escasez de recursos naturales, por ejemplo, agua, alimentos, energía y minerales; cambios en la demanda e innovaciones tecnológicas.
- Transformaciones demográficas, desplazamiento del poder, nuevos mercados, clases medias en ascenso, migraciones.
- Urbanización y expansión de las ciudades, concentración de la población, demanda de infraestructura y servicios básicos, calidad de vida, competitividad de las ciudades.
- Cambio climático, efectos en la agricultura, oportunidades de crecimiento verde, conciencia ciudadana y cambios de comportamiento.
- Gobernabilidad democrática, ciudadanos globales interconectados, impacto de nuevas tecnologías en las relaciones sociales, transparencia, seguridad, violencia y crimen organizado, ciberataques.
El análisis de estas tendencias y escenarios globales no puede dejarnos impasibles. Surgen interrogantes que obligan a preguntarse cómo influirían tales tendencias en los procesos de desarrollo latinoamericano, qué objetivos nuevos proponerse y qué medidas adelantar. El estudio sistemático de los escenarios a largo plazo puede revelar horizontes impensados que los actores políticos harían bien en contemplar a fin de prever sorpresas o captar oportunidades.
A partir de los escenarios, es posible avizorar algunas materias que ameritan un estudio más sistemático. Los centros de estudios, equipos de gobierno y organismos internacionales podrían seleccionar aquellos temas más relevantes para darles seguimiento y promover su examen sistemático.
Desafíos para América Latina
La prospectiva reemplaza a la planificación tradicional. La capacidad de planificación desarrollada en los años cincuenta y sesenta se basaba en metodologías y conceptos que han variado sustancialmente. Con la globalización y la velocidad de los cambios adquirió preeminencia el mercado internacional, se debilitó la capacidad de conducción de los Estados y se minimizaron los ministerios de planificación.